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viernes, 21 de mayo de 2010

CULOMBO: EL CASO DEL AVISPERO EN LA OREJA (1)

Enviado a las 13/01/2010 18:46:43
CULOMBO: EL CASO DEL AVISPERO EN LA OREJA (1)


EL BLOG DE LOS DANDIS Y BOHEMIOS
se complace en presentarles
los hasta ahora inéditos,
novedosos y divertidísimos casos
del sin par, sin igual, atrabiliario,
despistado, entrañable y familiar
TENIENTE C. CULOMBO


"UN AVISPERO EN LA OREJA"

0.-El Crimen... no fue en Granada.

El mayordomo Bautista Howard Keynes Manchester III entró en la habitación de Othilia Macaradoff, de soltera Góldington.
-Chuchi, dijo doña Othilia, refiriéndose al mayordomo -claro- con quien le unía una cierta relación sentimental, ¿has traído la solución de digitalina?
-Aquí está, Othi...
-Calla, Chuchi, y no me acaricies el muslo, que me ponga tontita. Bueno, para ya... ¿sabes lo que tienes que hacer?
El mayordomo asintió. Un reloj dio las diez. Otro reloj dio las diez y cuarto. Y un tercer reloj no dio nada, porque estaba parado. Es que los Macaradoff eran ricos. Eran ricos por su casa, ricos por sus hurtos y por sus negocios.
Ése era el motivo principal que el mayordomo Bautista Howard Keynes Manchester III, alias Chuchi, y doña Othilia Macaradoff, de soltera Góldington, alias Othi, tenían para matar al asqueroso, codicioso, viejales y ladronzuelo llamado apellidado Macaradoff, alias el Pernales o el Tempranillo, según la sierra donde actuase aquella temporada el hoy finado millonario.
Llegó éste a su mansión de California sobre las diez y veinte; o a las diez y treinta y siete, según otro reloj. La hora exacta, sólo Dios la sabe, que para eso las inventó Él.
-Hola, Othilia -dijo rutilante y coruscante don Macario Macaradoff.
-Hola, Maca... -dijo doña Othilia Macaradoff, de soltera Góldington, alias Othi (como el Festial de la Canción del mismo nombre).
-Veo que has estado rozagándote con el mayordomo...
-¡Qué mal pensado eres, Maca!
-Cállate, furcia.
-No, no me apetece ir a Murcia.
-No te hagas la sorda, so lianta. Tengo las pruebas aquí... Mira, mira: son cientos de fotos impúdicas o impudendas donde se os ve a ti y a ese gigoló de Keynes Manchester acaramelados y en casi todas las posturas del Mucama Sutra...
-¡Se dice Kama Putra...! (gritó el mayordomo mientras golpeaba al pobre millonario en la sien derecha, según se sale por O'Donnell. Para ese golpe, el mayordomo usó una lámpara coreana del Todo a un Dólar a la que el propio Macaradoff le tenía mucho cariño).

* * * * * * *
Con Macaradoff inconsciente, el plan seguía su curso: los dos amantes (de Teruel) llenaron el oído del millonetis con la digitalina, inyectándosela en la oreja. Luego cogieron el cuerpo, lo metieron en el coche -un 600 que el millonario tenía para que el mayordomo fuera a hacer la compra- y lo llevaron a la playa de Malibú. Allí dejaron tirado el cadáver.
Serían como las once y media de la noche. Casi las doce, según el segundo reloj ya citado. Y casi la una, según lo que una persona que pasaba por allí pudo ver en su reloj de pulsera -que adelantaba un poco. Esta persona vio el 600 a toda velocidad, tanto en su viaje de ida como en el de vuelta, pero no le dio importancia porque a esas horas en las playas de Malibús se ven muchos buses búhos, muchos seat 600 y muchos muertos tirados en la playa.

1.-Culombo se levanta de la cama...

El Teniente Calisto Culombo se despertó a las seis de la mañana porque lo llamaron de la Comisaría de Malibú. Se había cometido otro crimen perfecto. Allá que fue, después de darle un beso a su santa esposa, doña Ermengarda Culombo, de soltera E. Smythe.

Le esperaba a don Calisto Culombo otro quilombo de caso…

Llegó en su viejo Peugeot a las playas de Malibú. Allí salió a recibirle el sargento Olegario Tómasson. El sargento le enseñó el cadáver del finado, el Millonario Donald Macarodoff, ruso afincado en los USA.

-¿Cuánto tiempo lleva muerto? –preguntó Culombo.
-No lo sé, dijo Tómasson, pero calcule que más de tres horas… Eso ha dicho don Benito Randolphs, el Forense.

El fotógrafo (Carter) le sacó 256 fotos al muerto. Luego llegó el juez, Atanagildo Foster, para levantar el cadáver. Como pesaba mucho el tal Macarodoff tuvieron que llamar a cinco camilleros y aún así les costó levantar el cadáver…

2.-Culombo con la viuda... alegre.

Culombo fue a ver a la viuda de Macarodoff, para darle el pésame mucho, como si fuera esta noche la última vez… Y porque era la primera sospechosa en este singular caso que no salió publicado en EL CASO.

La viuda, doña Othilia Macarodoff, de soltera Goldington, salió a recibir al Teniente Culombo, que llevaba cuatro o cinco lamparones en la gabardina, mucho sueño y aliento de puro barato.

-La acompaño… en el sentimiento.
-Gracias, oiga, don Teniente…
-No, sí la oigo muy bien, señora Macariadoff.
-Y yo a usted, don Culobombo.
-Vaya casa…s… ñora… -dijo mientras apestaba el salón con su purito.
-Mi marido, que era mu rico er probe.
-Bueno, ya, pero ¿sospecha ustez de alguien que lo haiga podío asesinar?

[TU BÍ CONTINUEZ... U SEA, CONTINUARÁ]

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