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viernes, 21 de mayo de 2010

CULOMBO: EL CASO DEL AVISPERO EN LA OREJA (2)

Enviado a las 20/01/2010 18:28:53
CULOMBO: EL CASO DEL AVISPERO EN LA OREJA (2)


EL BLOG DE "¡VUELVE, CAMI, TE QUEREMOS!",
o "blops de los dandis y bohemios",
se complace en presentarles
la segunda parte de
"UN AVISPERO EN LA OREJA"
  
Un nuevo caso para el Teniente CULOMBO

3.-El mayordomo se llamaba “Chuchi”...

Al instante entró el Mayordomo, Bautista Howard Keynes Manchester III (apodado “Chuchi” por la señora, porque ella y él tenían un lío de faldas y faldones, pero esto lo supo Cumbo más tarde, como luego se verá). El Mayordomo Chuchi, digo Bautista, le llevaba una tisana a la doña y un brandy que le había pedío er Teniente, que se ponía las botas en todos estos casos de millonetis muertos.

-Decía… s… ñora que si sospecha ustez de arguien que haiga podío matar a su marido.
-No, no creo. Como no sea el abogado Gettisburg, que le odiaba, porque no le pagó el último testamento, voluntad mortuoria y “ocasso” que mi marido le encargó; o el asegurador Johann Müller, ese alemán de los co…, que también odiaba a mi marido –bueno, se odiaban mutuamente, porque eran de la misma Mutua, la Müller y Asociados; o tal vez el Cocinero, sí, ese chino andarín y mandarín…

4.-Y el chino se llamaba Chin-Pang...
-¿Cómo se llama el Chino? –Preguntó Culombo.
-Chin-Pang… -contestó doña Othilia.
-¿Chin pán? ¿Chin pán? ¿Sin pan? ¿Y el Cocinero se llama “Shin Pán”? Bueno, luego iré a interrogarle. Y le rogará que nadie abandone la Mansionceta jasta que yo haiga interrogao a tos sus moradores, servicio doméstico, cocineros y jardineros…
-Pues lo lleva usted crudo, teniente –terció Bautista, el Mayordomo.

5.-La falsa despedida...
-¡Concho! ¿Y pol qué dise ustez eso? –dijo Culombo escupiendo el puro, que cayó al suelo y estuvo a pique de arder la alfombra del salón, quemando las cortinas y varios Rembrandts falsos que colgaban en las paredes…
-Porque en el servicio doméstico de los Macaradoff, contándome a mí, trabajamos 34 personas, más el chófer, más la Portera, Benilde, más…
-Vale, vale. Pos ya vendré otro día, s... ñora, adiós
-Adiós, don Columbio. -dijo la viuda.
-¡Ah, señora! Una cosa más, que 'me se' ordivaba. Su marido ¿coleccionaba avispas o algo así? ¿Tienen ustedes aquí avispas?...
-¡Vaya pregunta, Culambo! Pues claro que no. ¿Por qué lo dice?
-Es que la única pista que me intriga de todo este caso es que hemos encontrado una avispa muerta en la oreja de su marido. Igual murió de su picadura... s... ñora.
-No sé... Eso le toca a ustez averiguarlo, Teniente.
-Hi, claro, que pa' eso me pagan. ¡Con Dios, doña Macaria...! Coff, coff. Toso mucho. Mi mujé dice que jumo muncho. A ver si me quito de eso. Mañana volveré pa' hablar con todos sus empleado... s... ñora. Adiós, Bautista.
-Adiós, Calabombo! -dijo la viuda.
-Culombo, se dice Culombo. Soy medio italiano...
-Vale, pues adiós, Torricelli. -dijo el Mayordomo.
-Teniente, sólo teniente. Adiós y gracias, don Vicente... Digo, don señor... digo, don mayordomo.

6.-”¡Una cosa más!” (Just one more thing...)
-No se preocupe, Teniente Bartolo. Es usted muy educado.
-No, no fumo ducados. Fumo puritos de dos dólares la docena.
-Vale, pues váyase de una vez.
-¡Aah...! ¡Una cosa... más, don Mayordomo! Yo que usted no me fiaría muncho de la viuda Macaradoff.
Al Mayordomo se le demudó el rostro. Pero fue una nube de paso, como un mal presagio que cruzó su rostro, en forma de mal augurio.
-No le entiendo, Toniente. ¿Qué insinúa?
-Nada, nada... Por... su... puesto -dijo mientras chupeteaba su puro el Teniente Culombo.- Sólo es una mala idea mía, un mal pensamiento. Me ha parecido que ella quisiera aprovecharse de usted. Pero no se preocupe. Mis compañeros de la Comisaría piensan ya que pudo ser suicidio. O tal vez un paro cardiaco. Como si el difunto don Donald Macario...
-¡Macaradoff...!
-Es... Eso. Como si... Como si el difunto hubiera querido irse de casa, darse un paseo en coche y por la playa para olvidar y... Pero hay algo que no comprendo.
-¿El qué? -musitó el Mayordomo.
-Nada, nada. Tonterías mías. Tal vez me equivoque. Ya volveré otro día. He de ir a hablar con el don benito Randolphs, el Forense encargado de examinar el cadáver.
-Cada ver... -susurró el Mayordomo-, o sea, cada vez que me hablan de fiambres (permítame la broma), pienso en la cocina y en nuestro cocinero, el chino Chin-Pang. Jejeje... Es una broma, señor Culombo, no se me ponga bizco.
-¡No, si no me pongo bizco! Es que se me ha caído el puro de la boca. Acaba usted de darme una idea... Hasta otro día, se... señor Mayor... Mayordomo.
 
[Continuará…]

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