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viernes, 21 de mayo de 2010

LA LIGA DE LOS IMPOSTORES (y II)

Enviado a las 26/01/2010 18:09:56
LA LIGA DE LOS IMPOSTORES (y II)

LA LIGA DE LOS IMPOSTORES
(Segunda y última parte)
IV
Max y la agente 99 fueron conducidos a las mazmorras del Cuartel General de KAOS. Según iban pasando por las celdas vieron a importantes personajes del mundo de los negocios, la política, la sociedad y la cultura que, sin duda, habían sido reemplazados por agentes de la organización del mal.
El esbirro les puso a 99 y a Max unos fuertes grilletes. Al poco rato, sonó en las mazmorras la Tocata y Fuga en Re Menor, música de todos los malos megalómanos. Era la entrada triunfal de Sigfried, el nuevo Jefazo de KAOS.
V
-¿Así que nos volvemos a encontrar, eh, Sigfried? -interpeló Max, con su tonillo de amenaza. Max era muy respetado entre los agentes y jefes de KAOS.
-Porrr poco tiempo, Mein Herrr Smarrrt. Prrrronto usted y la señorrrrita 99 encontrrarrrrán su fin en la sala de torrrturrras de KAOS. ¡Y el “señorrr X” se harrrá dueño del mundo...!
-¡Un momento, Sigfried! -exclamó 99.- Si hay un “señor X” es que usted no es el número uno, o sea, el Jefe de KAOS...
-Claro, 99. Yo siempre sospeché que Sigfried era de la Liga de los Impostores, un infiltrado de CONTROL en KAOS...
-¡Qué más quisierrran...! Nein. Soy de KAOS. Pagan más.
-¿Pagan más? -se sorprendió el agente 86. -Oye, 99, ¿y cómo es que nosotros trabajamos para CONTROL si en KAOS pagan más? Tenemos que hablar con el Jefe. Iremos a la huelga. Sigfried, sea buen chico, y déjenos ir a la huelga...
-¡Quieto Smarrrt! ¡Verrrbotenn escaparrren! Y en cuanto a que no soy el númerrro uno de KAOS, también se equivocan...
-No damos una, eh, 99...
-Soy el númerrro uno.
-¿Y entonces el “señor X” quién es...? -susurró 99.
-¡El númerrro cerrrro!
-¿Número cerro? Ah, ya, el número cero. ¡A ver si aprende a hablar bien español, Sigfried!
-¡Llévenselos! ¡A la sala de torrrturrrras!
-Se dice torturas, Sigfried...
VI
El agente X-40, especialista en torturas de KAOS, ya estaba a punto de aplicarle a Max y 99 el tormento del estirabrazos y del estirapiernas cuando, como de improviso, entró por una rendija muy pequeña un perro. El perro se puso a ladrar al esbirro de KAOS, quien le disparó varias veces con su pistola automática, tantas como fue capaz el perro de sortearlas.
-¡Ríndase, esbirro del mal! No puede hacer nada con ese perro. Es el agente K-13, más conocido por “Colmillo”.
-Me quedé sin balas, pero aún tengo mis manos...
-¡”Colmillo”...! -gritó 99- ¡Ejecuta el Plan P-33!
Al instante, el perro, o sea, el agente K-13, más conocido por “Colmillo”, agarró al esbirro de KAOS, le mordió justamente en la entrepierna y, mientras éste gritaba de dolor, corrió a roer las ligaduras que ataban a 86 y 99 al malvadísimo tormento del estiraloquesea.
-Bien hecho, “Colmillo”. -dijo Max, acariciando a K-13.
-Aaaay, pero... ¿Cómo es posible? -gritaba de dolor el esbirro.
-Muy sencillo. En KAOS pagarán más y mejor a los agentes, pero en CONTROL pagamos más y mejor a los perros agentes.
VII
Max, en compañía de 99 y de “Colmillo”, corrieron por entre el laberíntico Cuartel de la Organización Mundial del Mal. No hubo que buscar mucho. Bastó con encontrar una puerta en la que se podía leer sencillamente “Señor X”.
-Este debe ser el despacho del “señor X”...-susurró Max.
-¿Cómo lo adivinaste, max? -ironizó 99.
-Ehm, bueno 99, no quiero colgarme ninguna medalla que no me corresponde, pero atribúyelo a mi poder de deducción... Ah, que no me lo crees... ¿Me creerías si te digo que fue porque saqué un diez en gramática española? ¿Tampoco?
-Max, estamos perdiendo el tiempo. El esbirro habrá dado la alarma y estarán buscándonos. Tira la puerta, yo te cubriré...
Max tomó carrerilla y le dio un buen golpe a la puerta.
-Ay... Está muy dura, la condenada. ¿No te gustaría que yo te cubriera y tú mientras derribases la puerta?
-Ya vienen, Max. Oigo sus pasos. Y todos son dobles de la Liga de los Impostores. ¡Me ha parecido ver a Pepiño Blanco...!
-¡Eso sí me anima a derribar la puerta! Le temo más a él que al propio Sigfried...
Por fin, tras dos intentos más, lograron que la puerta cediera. Entraron en el despacho del “señor X”, le encañonaron y le sacaron de allí. Luego llamaron a otros agentes de CONTROL y condujeron al extraño “señor X”, que se ocultaba tras una máscara del faraón Amenofis XVII, hasta el cuartel central.
Mientras, los torpes esbirros de KAOS y su número 1, Sigfried, quedaron con dos palmos de narices.
-Estúpiden, estúpiden... ¿Cómo han podido escaparr con el “señorrr X”? ¡Nosotrrross érrramos muchos más que ellos...!
-Sí, Sigfried, pero es que ellos tenían a “Colmillo” y no veas los mordiscos que pega ese perro. Deberíamos pagarle más sueldo a los perros de KAOS...
VIII
-Buen trabajo, Max. Buen trabajo, querida 99 -dijo el Jefe de CONTROL.- Pero esta vez, la medalla de honor debe ser para el agente K-13, según me han informado.
-Oiga, Jefe, y a mí me han informado de que los agentes de KAOS cobran más sueldo que nosotros. Eso me parece...
-Bueno, Max, déjalo. ¿No tienes curiosidad por saber quién es el misterioso “señor X” que tanto caos ha organizado?
-99 tiene razón -dijo el Jefe. -Con tantos ajetreos se me había olvidado desenmascarar al “señor X”...
-No cambie de tema, Jefe. Hablábamos de los sueldos y...
Entonces el Jefe, sin hacer caso de Max, quitó la máscara al singular “señor X”, el número cero de KAOS.
IX
-¡Fuera caretas, señor equis...! ¡Oh, no, no puedo creerlo! ¡Es horrible!
-No es tan feo, Jefe, no exagere. Bueno, es que ahora mismo no sé quién es...
-¡¡¡Es Alberto Ruin Gayardón, el alcalde de Madrid!!! -gritó 99, ante las sorprendidas miradas de Max y el Jefe. -Lo sé porque una amiga mía veranea en Madrid y me ha contado el caos que ha formado en la capital de España.
-Así que, como número cero de KAOS, su plan era sustituir a todos los grandes políticos para dominar el mundo -improvisó el Jefe.
-No exactamente -dijo Ruin Gayardón, antes llamado número cero, o “señor X” de KAOS.
-¿No quería dominar el mundo?
-No, sólo la séptima parte. Soy avaricioso y ambicioso, pero no tanto. Las islas no me interesaban, con la excepción de Inglaterra y las Canarias, por supuesto. Pero he fracasado. Al menos por esta vez...
Y, diciendo esto, dio un salto encima de la mesa, sacó una minipistola de un diente postizo, encañonó al Jefe, a Max y a 99 y se acercó a la ventana del despacho.
-Que nadie dé la alarma. Sería inútil. Mis esbirros me esperan abajo con una colchoneta neumática. Ha frustrado usted mis planes, señor Smart. Es usted muuuuy bueeeenooo... ¡Pero nos volveremos a encontrar en las mazmorras de KAOS...!
X
Saltó justo en el segundo siguiente a aquellas palabras, con gran estruendo -por la rotura de cristales- y alaridos varios. Max se acercó a la ventana y miró.
-Creo que sí, que nos volveremos a encontrar, pero será en otro sitio... -dijo Max.
-¿Por qué estás tan seguro, Max?
-Mira, ahora llega la ambulancia. El señor X, o Gayardón, falló por un metro y sus esbirros no pudieron cogerle con la famosa colchoneta. Jefe, lo detendremos en el Hospital Central, en cuanto arreglemos usted y yo lo de nuestros sueldos.
FIN

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